El pasado 19 de marzo, llevamos a cabo la práctica 1, sello 1+5, mediante el diseño de una actividad de enseñanza-aprendizaje y evaluación basada en la siguiente competencia transversal del 1+5: el trabajo en equipo. Para llevar a cabo esta actividad, seguimos el proceso cíclico propio de la investigación-acción (planificación-implementación-observación-evaluación-reflexión).
Gracias al lienzo de mapa de empatía, llegamos a la conclusión de que en la actualidad, las principales necesidades son: enfocar la crítica hacia la mejora de manera respetuosa, tanto por parte de quien la dice como por parte de quien la recibe, desarrollar la autocrítica y sentirse realizado en la actividad grupal, tanto por uno mismo, como por el resto de los miembros del grupo.
Para conseguir nuestros objetivos planificados anteriormente, como son fomentar la crítica constructiva y la autocrítica de los individuos y enfocar de forma correcta cómo el emisor emite y cómo el receptor recibe el menaje de crítica, elaboramos la siguiente actividad al grupo G1_9 (Metodología y contrato de aprendizaje).
La actividad se llama “La torre de las críticas”. Dicha torre estará formada por las piezas de madera de colores del famoso juego “Yenga” y luego veremos que cada color tendrá un significado diferente. Empezamos con una breve introducción en la que explicamos en qué consiste el juego y el significado de una crítica constructiva enfatizando en la importancia de ir hacia la mejora desde un punto positivo y sin atacar a nadie del equipo.
Una vez terminada la introducción, en la que el grupo nueve tenía la intención de comprender el juego, curiosidad y motivación por su realización. Explicamos cómo iba a funcionar la dinámica del juego. Se colocó todo el equipo alrededor de una mesa en la que la torre ya estaba construida, entonces les dijimos que había un dado con diferentes colores que debían tirar en cada turno. Además, para que se acordaran de lo que tenían que hacer según el color, pusimos una “leyenda” encima de la mesa para que el juego fuera más fluido. Adjuntamos imagen de la leyenda:
Entonces, ya sabían la dinámica del juego y pudieron empezar, teniendo en cuenta lo que significaba cada color y que el color naranja, que tal vez era el más dudoso, simplemente consistía en leer en voz alta una pregunta de las tarjetas naranja que habíamos escrito nosotras para que reflexionaran sobre su trabajo en la asignatura y la respondieran en voz alta.
En cuanto al desarrollo del juego, observamos su comunicación y la manera en la que planteaban sus comentarios, además de la escucha activa por parte del grupo y el apoyo grupal. También, sus reacciones ante la crítica constructiva, donde comprenden el motivo, lo asimilan y se muestran receptivos. Resuelven problemas de manera grupal como por ejemplo que la torre se va a caer y qué pieza es mejor retirar para evitar que esto pase y cuentan con la opinión de todos los miembros del equipo llegando a un acuerdo, además de que cumplen todas las instrucciones que explicamos en la introducción.
Para la reflexión final, empleamos la metáfora de que la torre se derrumba por quitar una pieza que hace que la torre se desestabiliza, pero que finalmente no aguanta esta posición y termina cayendo. Este suceso lo relacionamos con un comentario enfocado de mala manera dentro de un grupo, lo que hace que tampoco se pueda recibir bien y hagan que tanto el vínculo entre los miembros como el trabajo se acabe desmoronando.
En conclusión, hemos observado una participación activa del grupo, que había autocrítica para identificar los problemas y áreas de mejora, y por último, el reconocimiento de la importancia del enfoque de los mensajes, pues eran nuestros principales objetivos.
FASE DE REFLEXIÓN
Tras hacer las dos actividades, los dos grupos llevamos a cabo una evaluación para analizar su desarrollo y valorar los aspectos positivos y las áreas de mejora mediante las cintas de colores de los sombreros, donde según el color que teníamos cada uno, debíamos llevar un rol distinto (rojo: emoción, pasión; amarillo: foco en lo positivo; negro: foco en lo negativo…) Tras hacer esta evaluación, también la seguimos según el rol que más nos caracteriza a cada uno para ser sinceros. Por último, gracias a esta reflexión y escuchar el feedback del otro grupo, fuimos capaces de responder las siguientes preguntas:
¿Qué ha funcionado?
La duración de la actividad, pues se ajustaba al tiempo y mantener al grupo unido, sin necesidad de dividirlos, lo que fomentó una mayor participación, mejor comunicación y trabajo en equipo. Además, ha habido una gran participación activa, donde todos los miembros han intervenido haciendo comentarios positivos , reflexiones y propuestas de mejora. También funcionó el uso de la torre del juego “yenga”, en lugar de cartas como hicimos en la primera sesión al grupo G1_7, que promovió la frustración y gracias a esto, el juego fue más fluido y sin interrupciones. Por último, funcionó la reflexión final, generando un debate para así reflexionar sobre la importancia de la crítica constructiva y cómo puede afectar un comentario enfocado de mala manera, tanto a nivel individual, como a nivel grupal.
¿Qué puedo mejorar?
A la hora de explicar el juego y la reflexión final, únicamente la hizo una persona de nuestro grupo. También, hubo varios momentos que al tirar el dado, se repetía el color plateado en la misma ronda, lo que hacia que la regla de jugar sin un brazo durante una ronda perdiera el sentido, ya que todo el equipo ya lo estaba haciendo. Por lo tanto, hubo momentos durante la partida que se volvían repetitivos y no dejaba avanzar correctamente a la dinámica.
¿Cómo lo puedo mejorar?
Para mejorar el primer área de mejora, sería mejor distribuir la tarea en más personas con antelación para fomentar la implicación de todo el equipo. También, para mejorar lo del dado plateado, podríamos crear nuevas consecuencias cuando salga el color plateado como por ejemplo: responder una pregunta, jugar sin otra mano… y esto mejoraría la dinámica del juego.
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