lunes, 31 de marzo de 2025

G2_7 "Conectando con el Equipo: Escucha, Comunica y Colabora"

Nuestro grupo era el encargado de trabajar la competencia transversal del trabajo en equipo, y detectamos la necesidad de trabajar la escucha activa y la comunicación positiva. Por esta razón decidimos organizar una pequeña actividad con tres juegos diferentes para que nuestros compañeros pudiesen trabajar y fortalecer estas capacidades.

Nuestra actividad comenzó con una pequeña introducción explicando la importancia tanto del trabajo en equipo, como de la escucha activa y la comunicación positiva. Razonamos que la escucha activa va mucho más allá que simplemente escuchar al otro, y que es necesario mostrar interés y empatía con el locutor. Además explicamos que la comunicación positiva está caracterizada por utilizar un lenguaje cuidadoso, respetuoso y orientado a evitar críticas destructivas, para hacer propuestas de mejora en su lugar. De esta manera y aplicando estas dos habilidades, se crea en el grupo un ambiente de seguridad y confianza que hace mucho más llevadero el trabajo.

Nuestra intención con esta breve introducción era situar a nuestros compañeros en el tema que íbamos a tratar para que pudiesen entender la finalidad de las actividades que habíamos planificado.

La parte principal de la práctica se centró en el desarrollo de tres juegos diferentes en los que se trabajaban la escucha activa y la comunicación activa. Para ello, dividimos el grupo en una pareja y un trío, y fueron pasando de estación a estación para jugar.

El primer juego era el “Tabú”, donde había cartas con una serie de palabras en cada una que el otro debía adivinar, sin utilizar las otras palabras que aparecían en esa carta, que eran las prohibidas o tabú. Este juego hacía que el receptor se expresarse de manera clara y sencilla, mientras que el receptor debía escuchar atentamente para poder averiguar la palabra que estaba describiendo el emisor. Pudimos observar cómo a medida que el juego iba pasando, los participantes iban mejorando su capacidad para escuchar de forma activa para poder adivinar la palabra oculta. Este juego lo hicimos con la intención de trabajar la escucha activa. 


En segundo lugar, hicimos un juego de preguntas y respuestas en el que se buscaba trabajar la escucha activa en un contexto interpersonal. La actividad consistía en que un miembro de cada pareja previamente formada, debía responder a la pregunta que había escrita en la tarjeta que escogiese, mientras que la otra persona debía escuchar atentamente lo que su compañero decía. Cuando el primer miembro de la pareja terminase de hablar, el segundo tenía que explicar lo que había estado escuchando y averiguar cuál era la pregunta que se le había formulado a su compañero.

Este ejercicio fue muy útil para que los jugadores tomasen conciencia de la gran diferencia que existe entre oír y escuchar activamente.



Por último, el tercer juego se basaba en el desarrollo de la comunicación positiva. Presentamos a los participantes una serie de frases mal dichas, con juicios de valor e hirientes para sus compañeros. El juego consistía en reformular dichas frases haciendo uso de un lenguaje más cuidadoso, respetuoso y constructivo, haciendo propuestas de mejora o alternativas en lugar de simplemente criticar y quejarse. Una frase como "Siempre llegas tarde y nos retrasas a todos", por ejemplo, podría transformarse en algo como "He notado que en algunas ocasiones hemos empezado más tarde de lo previsto, ¿podríamos hacer algo juntos para mejorar la puntualidad?". Este juego resultó ser muy interesante, ya que hizo que los participantes comenzasen a ponerse en el lugar del otro para considerar el impacto de sus palabras. Pudimos ver cómo, al principio, algunos participantes encontraron dificultades para formular de forma adecuada las nuevas frases, pero a medida que avanzaban, se volvían más conscientes de la importancia de elegir cuidadosamente sus palabras para fomentar un ambiente de colaboración y respeto. La discusión posterior al juego permitió analizar cómo la comunicación positiva no solo evita conflictos, sino que también fortalece las relaciones y aumenta la motivación dentro del equipo.



Para finalizar la actividad, llevamos a cabo una breve sesión de reflexión en grupo. Hacemos

un breve resumen de los conceptos fundamentales abordados y señalamos las observaciones

más significativas que surgieron durante los juegos. A continuación, formulamos una serie de

preguntas abiertas a nuestros colegas con la finalidad de promover su metacognición y

afianzar los conocimientos adquiridos. Interrogantes como "¿Cuál ha sido el aspecto más

complicado de los juegos y por qué?", "¿En qué momentos de vuestra vida consideráis que

podríais usar lo que aprendisteis hoy?", o "¿De qué manera pensáis que la escucha activa y la

comunicación constructiva pueden potenciar el trabajo en equipo?" intentaban que los

participantes asimilaran los conceptos y meditaran sobre su relevancia en diversas

circunstancias. Las respuestas fueron diversas y esclarecedoras, evidenciando una mayor

comprensión de la relevancia de estas habilidades y una apertura a implementarlas en el

futuro.

Al mirar atrás, creemos que la actividad cumplió su propósito de investigar y fomentar la

habilidad de trabajar en equipo mediante el énfasis en la escucha activa y la comunicación

constructiva. Los juegos resultaron ser un método efectivo para atraer a los participantes de

forma activa y divertida, posibilitando vivir en carne propia los retos y ventajas de estas

competencias. La reflexión final resultó fundamental para vincular la experiencia práctica

con la teoría y promover la transferencia de los conocimientos a contextos reales. Aunque el

tiempo fue escaso, consideramos que establecimos una base firme para que nuestros

compañeros continúen cultivando estas habilidades fundamentales en su trayectoria como

futuros educadores y como personas en una sociedad que requiere cada vez más la habilidad

de colaborar de forma efectiva y respetuosa. Esta vivencia nos ha confirmado la relevancia de

crear actividades que no solo impartan conocimiento, sino que también promuevan la

experimentación y la reflexión, lo que facilita un aprendizaje más profundo y perdurable.


¿QUÉ HEMOS APRENDIDO CON ESTA PRÁCTICA?

A lo largo de esta práctica, hemos adquirido valiosas habilidades en el ámbito de la comunicación positiva y la escucha activa, dos elementos fundamentales para un trabajo en equipo exitoso. Hemos comprendido que una comunicación clara y respetuosa no solo facilita la transmisión de ideas, sino que también favorece la creación de un ambiente de confianza y colaboración entre los miembros de un equipo. Además, hemos aprendido que la escucha activa, que implica prestar atención plena a los mensajes de los demás y comprender tanto el contenido como las emociones detrás de las palabras, es crucial para evitar malentendidos y fortalecer las relaciones interpersonales.

Estas habilidades no solo son esenciales para el desarrollo de un trabajo en equipo efectivo, sino que también son indispensables en el ejercicio de la docencia, donde la interacción constante con los estudiantes y colegas exige una comunicación fluida y respetuosa. La capacidad de escuchar activamente a los demás nos permite adaptarnos mejor a sus necesidades y responder de manera más adecuada, lo que contribuye a un ambiente de aprendizaje positivo y enriquecedor. En resumen, hemos aprendido que la comunicación positiva y la escucha activa son herramientas clave para establecer relaciones laborales y académicas saludables, que a su vez facilitan el logro de los objetivos comunes y el éxito en cualquier proyecto conjunto.

¿CÓMO LO HEMOS APRENDIDO? 

Hemos aprendido estas habilidades a través de la práctica constante y la observación directa de situaciones reales en el entorno educativo. Durante la experiencia, hemos tenido la oportunidad de interactuar con compañeros y estudiantes, lo que nos ha permitido poner en práctica técnicas de comunicación positiva y escuchar de manera activa. Además, hemos recibido retroalimentación tanto de nuestros mentores como de nuestros propios compañeros, lo que nos ha ayudado a identificar áreas de mejora y a reforzar nuestras habilidades.

También hemos reflexionado sobre nuestras propias experiencias comunicativas, analizando tanto los aciertos como las dificultades que surgieron durante la práctica. A través de ejercicios específicos, discusiones en grupo y situaciones prácticas, hemos fortalecido nuestra capacidad para escuchar de manera atenta, hacer preguntas para clarificar y expresar nuestras ideas de forma constructiva y empática.

Este proceso de aprendizaje se ha dado en un entorno de colaboración, donde el trabajo en equipo ha sido fundamental para que pudiéramos desarrollarnos y aprender de los demás. La interacción con otros profesionales y estudiantes nos ha permitido experimentar directamente los beneficios de la comunicación efectiva y la escucha activa en situaciones cotidianas. Así, hemos logrado internalizar estas habilidades y comprender su importancia en el ámbito educativo y profesional.

 ¿Para qué me sirven estos aprendizajes como futuro maestro?

Estos aprendizajes son fundamentales para mi futuro como maestro, ya que la comunicación efectiva y la escucha activa son esenciales en el proceso educativo. Como futuro docente, debo ser capaz de establecer un ambiente de confianza y respeto, donde los estudiantes se sientan cómodos para expresar sus ideas, inquietudes y necesidades. La comunicación positiva me permitirá transmitir de manera clara y adecuada los conocimientos, y la escucha activa me ayudará a entender las preocupaciones o dificultades de mis alumnos, lo que facilitará una enseñanza más personalizada y efectiva.

Además, estas habilidades también son cruciales para el trabajo en equipo con otros educadores, ya que en el ámbito docente es común colaborar con colegas, padres y otros profesionales. La capacidad de trabajar de forma colaborativa, fomentando un clima de respeto y entendimiento, contribuirá a mejorar la calidad educativa y a fortalecer las relaciones interpersonales dentro de la comunidad escolar.

En resumen, la comunicación positiva y la escucha activa son herramientas que me permitirán no solo ser un mejor comunicador, sino también un mejor observador y facilitador del aprendizaje, adaptándome a las necesidades de mis estudiantes y promoviendo un ambiente educativo inclusivo y efectivo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario